Jovenes creadores. Cuentos, cuentos


No estan muertos

Estaba durmiendo junto a mi padre. Está muy enfermo, nadie sabe qué es. Los médicos le recetan jarabes que no necesita. No lo entiendo, siempre dicen que será una nueva gripe o algo por el estilo. Está muy pálido y además tenemos que pagar porque ya lo han privatizado todo. Le sacan sangre casi todo el rato para hacer una cura pero nunca avanzan, siempre están en el laboratorio y para qué, para nada. Mañana ya será otro día.


Ya ha amanecido pero sigo medio dormido. Me estoy levantando de la silla que hay al lado de su cama pero… ¡ya no está! ¡Qué bien, nunca creí que pudiera volver a ver a mi padre despierto! Cogí la chaqueta y abrí la puerta. No había nadie. Olía a muerto. Todo estaba desierto. Ni enfermeras ni enfermos, ni médicos ni celadores. No lo podía creer. De repente oí unos pasos acompañados de un gruñido. Salí corriendo del hospital. Aunque la calle estaba desierta, oí que el ruido se acercaba. De repente una oscura silueta salió de la puerta, tras de mí: era el mejor amigo de mi padre. Me sonrió y cayó al suelo. Detrás de él un hombre se alzó cuando le vi., le di con la puerta. Y salí corriendo. Estuve cómo 30 minutos corriendo hasta que me cansé y me tumbé en el prado pero algo me cogió del tobillo; di una patada y miré hacia atrás. No sabía que eran esas cosas. Me fijé bien en su cara, estaba desgarrada pero supe exactamente quién era. Mi vecina Angelina. En su cara vi una sensación de terror, de angustia, de… de dolor. Había alguien más, corrí hacia él pero… me atacó, me intentó morder pero no pudo. Le di con una tubería de metal en la cabeza y le dejé desmayado. Miré hacia atrás y me estaba siguiendo desde hace ya mucho, lo sabía hice como si no le hubiera visto, se acercó hacia mi y con un acto reflejo le di con la tubería. Le miré y me dije:
-¡Qué he hecho!
El no era uno de ellos y casi le mato.

Ya es por la noche, el señor ya se había despertado.
-Corre, corre. Aquí no estamos seguros.
Me cogió de la mano y me levantó. Me llevó a una especie de casa-laboratorio.
-Espera… ¿Qué quieres hacer conmigo?
-Quiero probar el antídoto
-¿¡Hay antídoto!?
-Sí, el anterior provocó este Apocalipsis. Se lo inyectaron a un hombre.
-¿Quién era ese hombre?
Soltó un suspiro y dijo
-Era tu padre.
-¡¡¡QUÉ!!!
No me lo podía creer. Acepté para salvar a mi padre.
Aquella noche no pude dormir. Las ramas de un árbol golpeaban la ventana. De pronto me di cuenta de que no era el árbol. ¡Eran ellos!
La ventana se rompió y entraron a la casa. Cogí la tubería que encontré en el campo y empecé a aporrearles. Ya me estaba cansando pero de repente oí un disparo. Era el señor ese. Aquellas cosas le miraron un segundo y se marcharon, me dormí.
Al día siguiente fui al hospital en el que me desperté.
Di una vuelta por allí. Todo seguía igual, DESIERTO.
Me acerqué a la primera cosa de esas que vi. Le miré bien. Entonces supe exactamente quién era. ¡ERA MI PADRE! Las lágrimas salieron de mis ojos para lanzarse al suelo. Empecé a notar algo. Me dolía, estaba sufriendo. Aquella sensación de dolor no paraba. Caí al suelo. Cuando me levanté… cuando me levanté ya era uno de ellos.

P.S. 6º B 



el CAPITAN BARBA TINTE Y EL TESORO
DE BARBA BLANCA
El capitán Barba Tinte era un pirata que robaba a los piratas por que era su vicio y lo hacia. Su barca el Tiburón Errante, muy rápido por que es un clíper era su tesoro tenía una tripulación de 28 hombres. Era un capitán estupendo.            
Hasta que un día vio un barco pirata quería robar lo que tenía e hizo el truco de todos los piratas hacen. Ponían la bandera pirata la tripulación se escondían entre los cañones y cuando estuviesen  cerca el capitán Barba Tinte grito: –¡Fuego!- y entonces abordaron el barco y robaron todo.
Pero Barba Tinte encontró al capitán del barco Barba Tinte miró un símbolo que recordó: – Es el símbolo de Barba Blanca- de repente el capitán del barco lo tenían como rehén porque era mandado por Barba Blanca. Juanchi, un tripulante, le preguntó a Barba Tinte porqué lo tenía como rehén de repente gritó Barba Tinte:- ¡Porque es mi padre!- dijo Barba Tinte de repente. Toda la tripulación dijo –El rey de los piratas es su padre -  - Sí- dijo Barba Tinte. En es momento salió Barba Blanca de la nada. Barba Blanca era el hombre más alto y fuerte del mundo. De repente saltó Barba Tinte al barco de su padre y sacó su pistola y disparó a Barba Blanca. No le hizo nada la bala. Se acordó que su padre era inmortal, pero no se rindió y se fue a la bodega de pólvora. Barba Blanca le tiró un cofre con un mago dentro y dijo Barba Blanca: Este mago te concederá todos tus deseos- dijo barba blanca. Barba Tinte pensó- no lo quiero-  dijo Barba Tinte y dijo Barba Blanca- pues no lo boy a dar este tesoro es el mayor de todo y es para que te unas a mi mando- de repente tiró una antorcha a la pólvora y pidió un deseo Barba Tinte: deseó que la pólvora explote a Barba Blanca. Corrió Barba Tinte con el cofre mágico y se fue al Tiburón Errante. Y pidió un último deseo y dijo Barba Tinte: deseo ser el rey de los piratas y se convirtió Barba Tinte III. 


Dani, 5ºB



la casa maldita 
Me llamo Paula. Un día iba yendo hacia mi casa, en el colegio hablaban sobre una casa maldita que estaba al lado del parque. Llegué a mi casa y le dije a mi madre: “Mamá ya terminé los deberes, me está llamando Sara para ir a jugar al parque.” Mi madre me dijo que podía ir, despues vino a recogerme Sara y nos fuimos a jugar.
Mientras jugábamos al bolei, estaba viendo la casa maldita y de repente, sin darme, cuenta mi amiga Sara dijo: ¡Paula! Y me dio en la cabeza. Y se fue la pelota dentro de la casa maldita. Me adentré en el bosque oscuro y tuve miedo: vi un cristal roto y la pelota estaba dentro de la maldita casa. Abrí la puerta con sigilo y… se asustó Paula porque la puerta se cerró de un golpe y ya no se podía abrir, cogió la pelota y buscó otra manera de salir.
Vio otra salida al fondo del pasillo pero ella no sabia que la aventura acaba de empezar. Entonces parpadearon las luces y… se ¡apagaron! había tres entradas, era un laberinto y solo una llevaba a la puerta, Cogí la entrada correcta pero había muchas trampas. De repente sonó algo como un cristal roto. Tuve el presentimiento de que alguien me perseguía, miré hacia atrás pero no había nadie. Después de media hora caminando ya casi estaba en la puerta pero... sentí un extraño soplido detrás y era el… ¡Centauro del laberinto! Salí corriendo hasta encontrar la salida pero tropecé con una piedra y el centauro casi se acercaba pero… Todo fue un sueño que tuve cuando me dió Sara sin querer en la cabeza.
Cuando desperté, Sara estaba preocupada porque no me levantaba y dije: “¿Qué ha pasado?” y Sara me respondió: “Cuando te di en la cabeza con la pelota, te desmayaste e intenté despertarte pero no te despertabas y avisé a un señor para que te despertaras y después te despertaste un buen rato.” En el colegio conté a mis amigos el sueño que tuve en el parque y también a mis padres y ellos dijeron: “Cuanta imaginación tienes hija.”
Y toda la familia se rió.
H. y A. de 5º C   

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